miércoles, agosto 23, 2006

En el libro "Historia de Zoya" escrito por Zoya, John Follarin y Rita Cristofari que narra la historia personal de Zoya, una mujer afgana en los últimos veinticinco años. Cuenta la protagonista, refiriéndose al aspecto fiero de los muyahidines, que preguntó a su abuela si éstos habian salido del zoo de Kabul. La respuesta de la anciana, propia de la sabiduría que dan los años fue: "Los animales son inocentes. Nunca hacen las cosas que son capaces de hacer los hombres".
Lo compruebo al ver la foto de un aborto, ningún animal haría algo así sólo los hombres.

jueves, agosto 10, 2006



Para Pensar ...........




Inicio este blog, con la imagén de un niño dentro de la placenta y unido al cordón umbilical, con un doble próposito.
Con ello pretendo simbolizar lo que espero de estas páginas las cuales como el niño de la imagén se encuentran aún unidas a quien les da vida, pero como todo padre, su autor espera que ellas tengan existencia propia y tomen su propio rumbo a través de tus comentarios y opiniones.
He querido también iniciarlas con esta foto publicada en "Life" a fines de los años sesenta, para hacerte reflexionar, amigo lector, sobre la vida humana. Ese niño, como tantos otros que han sido engendrados, es un signo de vida en un mundo que cada vez muestra más signos de muerte y destrucción.
Sí, la concepción y nacimiento de un ser humano es algo maravilloso, un milagro natural, que no puede sino conmovernos a todos en su defensa.
Con la concepción nace un nuevo ser distinto de los dos elementos que lo han formado, comienza un proceso de desarrollo que llevará a ese nuevo hombre o mujer a caminar hacia un destino misterioso que le tocará a él descubrir y que quizá le depare grandezas insospechadas.
Sin embargo muchos, tal vez tú, no lo ven así y apelando a un supuesto derecho de la mujer a tomar una decisión autónoma respecto de su cuerpo, sentimientos y afectos, apoyan truncar la vida desde sus inicios con argumentos de suyo egoístas basados en el propio bienestar de sus progenitores o en la defensa de su status económico, sin tener en cuenta para nada que aquel que se trata de eliminar es un ser humano concreto en quien hay una continuidad de identidad desde que el ovulo y el espermio se han unido.
Resulta paradójico que en la sociedad actual muchos de aquellos que defienden el medio ambiente y la ecología, que se horrorizan ante el maltrato a un perro o a un simio. Personas que de buena fe se esfuerzan por crear condiciones de bienestar para el hombre y el medio que este habita, sean a la vez partidarios de interrumpir el futuro de una nueva vida humana.
Es contradictorio, ver como aquellos que dicen no creer en la vida eterna defienden la eliminación de criaturas inocentes, pués son ellos precisamente quienes al no creer en un destino eterno más alla de la muerte y centran en la idea de vida su mayor valor los que deberían defenderla desde sus inicios.
Creo que existe una responsabilidad personal y concreta, en este mundo que nos toca vivir en defender la vida. Porque, la riqueza de él no está en los eventos historicos, fenómenos naturales o sociales que ocurren, sino que ella la configura la existencia de seres humanos que son rostros, rostros para mirar, respetar, acariciar y amar.
La solución pasa por cruzar fronteras ideológicas o religiosas, dejar nuestros egoísmos y comodidades de lado y ganar en generosidad. Quizá las siguientes palabras de Juan Pablo II , que alguna vez leí, en su carta a las familia, sean un buen programa : "Fui niño todavía no nacido y me acogiste permitiendo nacer; fui niño abandonado y fuisteis para mí una familia; fui niño huerfano y me habéis adoptado y educado como hijo vuestro. Ayudastéis a las madres que dudaban, o que estaban sometidas a fuertes presiones, para que aceptaran a su hijo no nacido y le hicieran nacer; ayudastéis a familias numerosas, familias en dificultad para mantener y educar a los hijos"
Vale la pena dejarse la vida defendiendo la vida.